jueves, 13 de marzo de 2008

HIP HOP y su historia


Fuente:Zemos98
hip hop

Quizás de los últimos géneros clásicos de la música negra en aparecer (principios de los 80) y de los que más influencia han ejercido en la música electrónica. Empezando el repaso cronológicamente, el primer fenómeno de mezcla de electrónica y ritmos negros procedentes del hip hop es el trip hop: aquel género apaisado, con lugar y fecha de nacimiento poco antes de mediados de los noventa en la británica y portuaria ciudad de Bristol y que contó con grandes estrellas mediáticas como Massive Attack, Portishead y Tricky (combinando soul, jazz y dub sobre las bases de unos ritmos pesados de hip hop). Dentro del trip hop también existía una escuela más underground y con profundas raíces en la música creada con las “ruedas de acero” (lo que los anglosajones llaman en jerga “steels of wheels”, haciendo referencia a los tocadiscos con los que los DJs de hip hop fabrican sus ritmos): nos referimos a gente como el japonés DJ Krush o el californiano DJ Shadow, ambos estandartes de lo que se vino a llamar “Ciencia Musical Abstracta” (capitaneada por el sello británico Mo’Wax, propiedad de James Lavelle) o la vertiente más experimental y minimal del trip hop.

Casi a la par de la aparición del trip hop y también con las Islas Británicas como seminal epicentro (Londres, para ser más exactos), los ritmos del hip hop conocieron una aceleración en su tempo que llevaría a la creación del breakbeat: mezcla del veloz happy hardcore (lo que aquí conocimos como makina), unos rápidos ritmos entrecortados y unas aportaciones vocales procedentes del toasting raggamufin. Un conjunto explosivo que conseguía hermanar la blanca, centroeuropea y fría tradición de la música industrial y la EBM (Electronic Body Music) con la cálida pulsión rítmica de los emigrantes afroeuropeos. Gente como Grooverider, Shut Up And Dance, Shy FX o un primerizo LTJ Bukem fueron los pioneros en encender una espoleta cuya explosión daría como resultado la creación de toda una rama estilística que gira entorno al entrecortado ritmo negro y los bajos estratosféricos, y de la que han surgido fenómenos como:

- el jungle (breakbeats acelerados, bajos zumbones y aportaciones vocales del ragga);
- el drum’n’bass (vertiente más experimental y menos física y agresiva que el jungle, jugando con elementos ambientales y con cierto halo de abstracción; género convertido en si mismo en todo un mundo con vertientes más duras, electrónicas y oscuras como el techstep, el hardstep o el trepanante drill’n’bass, lo más parecido a una Black & Decker escacharrada y acoplada a un sound system);
- el two step (actualización del fracasado fenómeno speed garage y que se caracteriza por su ritmo sincopado y sus aportaciones vocales procedentes del rhythm’n’blues más contemporáneo, dirigido hacia la pista de baile y con gente como MJ Cole, Artful Dodger, el colectivo So Solid Crew, el dúo londinense Oxide and Neutrino, la vocalista Ms. Dynamite o la joven y blanca revelación de la pasada temporada The Streets),
- o el nu skool breakz (un totum revolutum estilístico en el que se dan la mano a nivel rítmico el breakbeat y el electro, aportando bajos amenazadores procedentes del Miami bass, el techno bass o el jungle, con artistas como Freq Nasty y Adam Freeland como punta de lanza del fenómeno, junto a sellos como Marine Research, Distinctive Breaks, Coast editora de los diversos volúmenes de los seminales recopilatorios “Coastal Breaks”- o Botchit & Scarper idem. con sus “Botchit Breaks”).


Alejándose de las pistas de baile, pero sin perder su contexto electrónico experimental, el hip hop también ha propiciado la aparición de dos fenómenos (esta vez eminentemente norteamericanos, saltando al otro lado del charco) como el illbient y el breakcore, ambos con denominación de origen en ese crisol de culturas que es Nueva York. El primero surgió hacia finales de los noventa como una derivación comatosa, infecciosa y urbana del hip hop, en el que los samplers extraídos de los sonidos de la calle (adaptando un modus operandi próximo a la música concreta) se mezclaban con unos ritmos pesados, unas líneas de bajo oscuras, abstracción callejera y un minimalismo conseguido a base de repeticiones cíclicas, en el que lo más importante era conseguir una textura sonora determinada por encima de cualquier otro viso de tangibilidad rítmica. El gran gurú del illbient ha sido DJ Spooky, junto al extinto trío We, un primerizo Rob Swift (miembro del equipo de DJs X-Ecutioners) y un clásico de la nueva escena hip hop como Prince Paul, con publicaciones en sellos de la talla de Asphodel y Wordsound.

Por su parte, el breakcore ha compartido con el illbient ese espíritu abierto heredado del punk como es el “Do-It-Yourself” (háztelo-tú-mismo), pero adoptando una filosofía (musical y política) más agresiva, en el que cuanto más veloces, más fuertes y más sucios sean los breaks, mucho mejor se divulga el mensaje. Como reza el manifiesto del sello Broklyn Beats (cuna y Biblia del género), “...(Broklyn Beats) fue creado bajo el espíritu de nuestro pasado punk-rock del “Háztelo-Tú-Mismo”, aunque abrazando la tecnología moderna como instrumento de crítica política. Esto es Broklyn, una pequeña (aunque creciente) facción de individuos que usa su arte y sus habilidades para expresar visiones disidentes: squatters, “free party people”, ecologistas radicales, “black blocks” y los diversos artistas que hacen de la cultura de la protesta un medio para la expresión creativa. Intentamos descubrir nuevos métodos que vayan más allá de la agresión, el predicamento y el escapismo. La tecnología ha de ser utilizada de forma más beneficiosa que la de su propia destrucción” (www.broklynbeats.com). Artistas como Doormouse, I-Sound, DJ Scud o Hellfish & Producer son los encargados de convertir semejante discurso de agresividad transformadora y positiva en todo un estruendo musical.

Finalmente, el apartado de la influencia del hip hop en las diversas tendencias electrónicas contemporáneas se cierra con el glitch-hop o click hop: un estilo que toma nombre del recopilatorio doble “Electric Ladyland Clickhop Version 1.0” editado por el sello alemán Mille Plateaux, y en el que el género callejero por antonomasia se mezcla con diversos elementos de polución sonora y errores digitales procedentes del género de los clicks & cuts. Rimas sobre clicks y glitches irregulares por parte de gente como Antipop Consortium, Beans (miembro de los recientemente finiquitados Consortium, que se ha estrenado en solitario en el sello Warp con el excelente disco “Tomorrow Right Now”), Prefuse 73, el último disco del rapper británico Roots Manuva, Gold Chains, Push Button Objects o recopilatorios como “Instrumentals (Staedtizism 3)” publicado en scape, el sello de Stefan Betke (Pole), en el que gente procedente del ámbito del neodub ambiental y la electrónica experimental se aventuran a practicar el consabido ritmo urbano.

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