En Nochebuena una familia se alistaba para asistir a la iglesia cuando de repente el padre de la familia declaró que no quería asistir. Aseguraba a la familia de que no tenía nada en contra de la iglesia, ni de la religión, y mucho menos en contra del niño Jesús, pero que simplemente no le daba ganas de ir.
La esposa e hijos siguieron su camino a la iglesia cuando de repente empezó a caer una nieve fuerte. El padre se puso en la ventana de la sala para ver la escena blanquearse con nieve. Al principio todo se veía hermoso, pero al pasar el tiempo el clima se empeoró. Es cuando vio una manada de pajaritos batallando en la nieve de su patio.
El hombre se sintió lástima y preocupación por los pájaros y quiso ayudarles. Se abrigó y salió al frío para abrir la puerta de la bodega detrás de la casa para que se metieran los pájaros. No comprendían. Entonces el señor empezó a mover los brazos como si fueran alas para convencer a los pájaros a salir del viento y entrar a la protección de la bodega. Pero el movimiento de sus brazos sólo asustaba más a los pájaros.
En frustración dijo -si sólo pudiera hacerme como un pájaro para poder convencerles. En ese momento oyó el replicar de las campanas de la iglesia a la distancia y comprendió que Dios no se había frustrado con la humanidad, sino actuó con amor llegando a ella. De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna.
Dios ha dado un regalo a cada persona que es la vida. Lo que hacemos con nuestra vida es nuestro regalo para Dios. De parte de mi esposo y yo les deseamos una feliz Navidad en compañía de sus seres queridos y hermanos de la fe. Dios les bendiga. Estamos a sus órdenes
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